En un escenario que hasta hace pocas semanas parecía impensado, el mercado financiero empieza a girar en torno a una nueva narrativa: apreciación del peso, estabilidad cambiaria y un riesgo país en tendencia negativa. En ese contexto, los bonos soberanos en dólares reaparecen en escena con fuerza, apalancados por valuaciones deprimidas y retornos potencialmente atractivos si se consolida el camino hacia la normalización que planea el Gobierno.
Con el dólar contado con liquidación (CCL) cayendo más de 13% desde el arranque de la Fase 3, quienes apostaron por activos en pesos obtuvieron ganancias extraordinarias en dólares. Los bonos duales, Lecap y títulos CER encabezaron el ranking con subas de hasta 24% en moneda dura.
Como destacan desde GMA Capital «Mientras que el mercado esperaba que el inicio de la Fase 3 involucrara mayor volatilidad del tipo de cambio, el dólar se movió casi exclusivamente en una sola dirección: hacia abajo. Así, dentro de la configuración de bandas divergentes que invitaba a la flotación, el carry trade no solo sobrevivió, sino que prosperó.»
Por esto mismo, de que la suba en los activos en pesos ya se dio y entrar en estos niveles significaría convalidad un riesgo más alto por un retorno menor, hoy el mayor potencial parece estar del lado de los soberanos en dólares que, tal como destacan desde GMA Capital, en pesos llegan a caer hasta un 4,7%, mientras que, en dólares, presentaron subas de hasta el 11%.
Bonos hard dollar
A pesar del repunte reciente, los soberanos en dólares aún rinden entre 10% y 12% anual, con una curva invertida -escenario donde los bonos de corto plazo rinden más que los de largo plazo- que evidencia el escepticismo del mercado. En este marco, el GD35 y el GD41 se destacan como las principales apuestas: combinan baja paridad (menos del 70%), mayor duration y una alta convexidad, tres elementos clave para capturar ganancias ante una caída adicional en el riesgo argentino.
Según proyecciones de Facimex Valores, ambos bonos podrían ofrecer retornos totales de entre 29,7% y 31,5% de acá a diciembre, si se confirma el escenario base. Por eso, muchos gestores de fondos ya los incorporaron entre sus top picks.
Pese a esto, desde ALyC advierten: «El contexto global y la cercanía con las elecciones nos frenan de tomar una mayor exposición a soberanos en carteras de renta fija hard dollar. Mantenemos la exposición en soberanos en 40% de la cartera, complementamos con exposición a provinciales de alta calidad por 30% y corporativos por 30%.»
En el escenario base de Facimex, donde Argentina opera con spreads entre EMBI y emergentes high yield, los retornos de los bonos globales serían los siguientes:
- GD29 → 12,7%
- GD30 → 15,2%
- GD35 → 29,7%
- GD41 → 31,5%
- GD46 → 28,4%
Para el universo de Bopreales, la potencial suba es algo menor y la ALyC estima:
- BPY26 → 4,1%
- BPOB7 → 9,7%
- BPOC7 → 12,6%
- BPOD7 → 11,9%
Y es que si bien la valuación en dólares, de estos instrumentos puede parecer algo elevada -comparándolo con su precio promedio histórico-, el hecho de que el tipo de cambio se encuentre por la parte inferior de la banda de flotación, los vuelve un interesante instrumento de cobertura en caso de que las elecciones y la incertidumbre política genere algún tipo de presión al alza del dólar.
Riesgo país como termómetro
Desde los 993 puntos básicos del 8 de abril, el riesgo país comprimió nada menos que 315 puntos, ubicándose hoy en 678 pbs. Si bien sigue alejado del promedio regional (224 pbs), muestra una tendencia firme hacia la convergencia. En enero incluso llegó a tocar los 550 pbs, un nivel no visto desde 2018.
Este indicador no solo refleja el costo del miedo argentino, sino que también es el termómetro clave del éxito económico. El programa en curso apunta justamente a eso: recuperar acceso al mercado para refinanciar vencimientos sin seguir utilizando las reservas del BCRA.
Política, reservas y elecciones
Para que esta dinámica de mejora se mantenga, el mercado necesita certezas en dos frentes. Primero, que el Banco Central logre acumular reservas sin intervenir el tipo de cambio. Segundo, que el Gobierno gane tracción política en las elecciones de medio término. Sin esos pilares, el rebote puede frenarse o incluso revertirse.
Lo destacan desde IEB: «Para lograr que el riesgo país siga comprimiendo será necesario que el BCRA empiece a acumular reservas y fundamentalmente que el Gobierno logre ganar las elecciones de medio término lo que mejoraría la gobernabilidad en los próximos dos años.»
Hoy los inversores institucionales siguen apostando con cautela: 40% de las carteras en soberanos, 30% en deuda provincial y 30% en corporativos.
Es una estrategia equilibrada, con margen para subir la apuesta si el contexto y el panorama electoral mejora.
Empuje internacional y una nueva «estabilidad»
La desaceleración global de tasas y la menor tensión en los mercados emergentes también juegan a favor. El diferencial de tasas entre Argentina y el mundo sigue siendo alto, lo que abre espacio para una revalorización de activos si el país continúa corrigiendo desequilibrios.
Uno de los grandes beneficios de esta estabilidad cambiaria es que los bonos dejan de cotizar precios de default inminente. Atrás quedaron los valores de 20 o 30 centavos por dólar, típicos de las crisis más profundas. Hoy los bonos operan con probabilidades de pago más altas, aunque aún exigen señales concretas para cerrar la brecha con la región.
Más allá de esto, para que el rally argentino continúe, el mercado tiene que ver hechos: acumulación de reservas, consolidación política y un rumbo económico firme.
Por ahora, el capital financiero volvió a mirar a la Argentina con menos miedo y, probablemente, algo más de codicia.