viernes, mayo 30, 2025

Top 5 Semanal

Relacionadas

alertan por menor atractivo de inversiones

El dólar minorista arranca este miércoles a $1.170 en las pantallas del Banco Nación. En el circuito informal, el dólar blue se negocia con un incremento de cinco pesos, en $1.170. En el ámbito financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) sube un 0,4% en $1.176, mientras que el dólar MEP avanza un 0,3%, en $1.164.

El escenario económico argentino sigue mostrando signos de estabilidad en términos fiscales, financieros y cambiarios, aunque comienzan a surgir señales de alerta en torno a la sostenibilidad de algunas estrategias de inversión. La solidez del ancla fiscal y la continuidad de la desinflación refuerzan la percepción de un ciclo virtuoso en marcha, que alimenta las expectativas de un eventual retorno al mercado internacional de crédito. En este contexto, los analistas señalaron que el orden macroeconómico alcanzado, con superávit fiscal y comercial, fortalece la imagen de consistencia del Gobierno, a pesar de las dudas del mercado sobre la profundidad del compromiso con ciertos objetivos monetarios.

Tanto en el plano cambiario como en el de tasas, expertos relevados coincidieron en que el mercado ha reflejado un fuerte optimismo en las últimas semanas. La compresión simultánea del tipo de cambio y las tasas de interés es interpretada como un síntoma de confianza en la política económica actual. Sin embargo, para los especialistas, esta misma dinámica también acota el margen para que estrategias como el carry trade mantengan su rentabilidad, al reducirse la relación riesgo-retorno. En consecuencia, destacaron que comienza a ser necesario reconfigurar carteras con mayor cobertura ante posibles shocks.

Asimismo, indicaron que el tipo de cambio real se encuentra en niveles históricamente apreciados, comparables a momentos de fuerte confianza económica en gestiones anteriores. A la vez, las tasas locales ya reflejan expectativas de desinflación más acelerada, lo que limita el recorrido alcista para instrumentos en pesos. En este marco, la menor previsibilidad en la liquidación de divisas por parte del sector agroexportador suma un factor adicional de precaución para los inversores, que ahora enfrentan un entorno menos claro en términos de oportunidades inmediatas.

En definitiva, si bien los fundamentos macroeconómicos muestran avances significativos, los analistas advierten que el entorno financiero ya no ofrece las mismas condiciones que semanas atrás. Las estrategias basadas exclusivamente en tasa fija y estabilidad cambiaria podrían haber llegado a un punto de agotamiento relativo. Frente a este escenario, recomiendan mayor cautela, diversificación y reposicionamiento en instrumentos que permitan afrontar posibles movimientos bruscos en un contexto aún volátil.

Un objetivo claro: estabilidad fiscal y calma financiera

Desde la consultora económica 1816 explicaron que la política económica del Gobierno se concentra cada vez más en sostener una dinámica que considera virtuosa: una administración con un compromiso firme hacia el equilibrio fiscal y mercados financieros que celebran esa postura con precios de activos al alza. En este esquema, la clave para la estrategia oficial es lograr eventualmente que la Argentina recupere acceso al crédito internacional, objetivo que se fortalece cuando los inversores perciben disciplina fiscal.

El presidente Javier Milei dejó en claro que no es una prioridad para su gestión acumular reservas internacionales. Esta afirmación contrasta directamente con los lineamientos del programa acordado recientemente con el Fondo Monetario Internacional, que establecía metas cuantitativas específicas relacionadas con las reservas del Banco Central. Para 1816, esa disonancia entre las metas del FMI y los objetivos del Gobierno podría generar tensiones futuras.

Los analistas señalaron que, en los primeros días de la denominada «Fase 3» del programa económico, el Gobierno parecía decidido a permitir que el tipo de cambio flotante se deslice hacia el piso de la banda cambiaria, con la expectativa de que el Banco Central retome las compras de divisas en ese nivel. En línea con esa estrategia, diversos funcionarios —incluyendo al propio Milei, así como Luis Caputo y Joaquín Furiase— reafirmaron que no habría intervenciones dentro de la banda cambiaria y que la emisión monetaria se mantendría contenida.

Incluso, desde 1816 destacaron el rol del BCRA en alejarse de la operatoria de pases pasivos, lo que llevó las tasas del mercado interbancario a niveles cercanos al 50% anual. Ese movimiento se interpretó como una forma de reforzar el compromiso con una política monetaria contractiva, manteniendo firme la promesa de no emitir en exceso, ni siquiera a través del Tesoro.

Señales contradictorias y dudas del mercado

Pese al tono inicial restrictivo, los expertos de 1816 observaron un cambio de señales en las últimas semanas. A través de distintas medidas, el Gobierno comenzó a dar indicios de una postura más flexible, que pone en duda si el verdadero objetivo es llevar el tipo de cambio al piso de la banda o si, en cambio, se busca preservar cierta estabilidad cambiaria sin provocar tensiones adicionales.

Entre esas señales más «dovish», la consultora destacó la inyección de liquidez por $3,9 billones mediante la renovación parcial de vencimientos del Tesoro en abril. También identificaron como relevante el giro de $12 billones del Banco Central al Ministerio de Economía en concepto de utilidades, una operación que permite continuar con la expansión monetaria en pesos, incluso dentro de los límites de la banda cambiaria.

Otro indicio en esa misma dirección fue la omisión de Letras del Tesoro de corto plazo (Lecap) en la última licitación del mes de abril, una medida que también sugiere cierta relajación en la estrategia de absorción monetaria. Para los analistas, esta serie de decisiones alimentó entre los inversores la percepción de que el equipo económico no está plenamente enfocado en llevar el dólar a su valor mínimo dentro de la banda, sino más bien en mantener una flotación administrada.

Desde 1816 consideraron que esta postura revela una tensión no resuelta: si bien el Gobierno podría lograr que el tipo de cambio caiga a los $1.000, hacerlo implicaría costos elevados para la actividad económica y para el financiamiento en pesos del Tesoro. Esos factores podrían estar llevando al equipo económico a recalibrar sus prioridades, inclinándose por una política de mayor estabilidad nominal.

La flotación cambiaria y el rol de las reservas

En términos teóricos, los analistas de 1816 explicaron que, en un régimen de flotación libre y con acceso pleno al mercado financiero, un banco central no necesita contar con reservas internacionales para sostener su moneda. Sin embargo, remarcaron que la situación argentina se distancia de ese ideal por al menos dos razones: el país mantiene una flotación cambiaria acotada, en parte para evitar una aceleración de la inflación, y el riesgo país se mantiene por encima de los 600 puntos básicos.

Ante ese contexto, los expertos de 1816 subrayaron que el nivel de reservas sigue siendo una variable relevante, no por su función operativa directa, sino por su valor simbólico como respaldo frente a los mercados. Contar con un stock adecuado de divisas puede ser un factor clave para reconstruir la confianza de los acreedores internacionales y avanzar hacia el retorno al crédito externo.

Aun así, desde la consultora valoraron como positiva la evolución de los bonos argentinos durante el último mes y medio. Si esa tendencia se mantiene y los precios de los títulos continúan en alza, podría abrirse una ventana para que el país vuelva a colocar deuda a tasas de interés de un solo dígito, un escenario impensado meses atrás.

Este repunte de los activos soberanos también refuerza el diagnóstico de que la política fiscal ortodoxa está teniendo eco en los mercados. Para 1816, este factor podría convertirse en una de las claves del éxito o fracaso del modelo económico actual, sobre todo si se consigue estabilizar las expectativas sin comprometer el frente externo.

Un contexto optimista, pero con señales de prudencia

Desde Delphos Investment señalaron que el mercado de renta fija local continúa transitando un período claramente optimista. Este escenario se ve reflejado en una marcada compresión de tasas de interés y un dólar financiero que se ubica actualmente más próximo al límite inferior de la banda cambiaria. Para los analistas, esta situación evidencia una fuerte confianza por parte del mercado, tanto en la estabilidad cambiaria como en la continuidad del proceso de desinflación iniciado en los últimos meses.

El diagnóstico de la sociedad de bolsa destaca la fuerte correlación positiva que se observa entre las tasas de interés y el tipo de cambio. Esta sincronía, explicaron, suele interpretarse como una señal de optimismo, ya que sugiere que ambas variables se ajustan en la misma dirección, reflejando expectativas de estabilidad económica. En el caso actual, esa correlación positiva se produce en un contexto de bajas simultáneas, lo que fortalece la idea de un escenario constructivo.

No obstante, los expertos de Delphos advierten que tras varias ruedas favorables al carry trade —una estrategia que consiste en invertir en instrumentos de tasa elevada en moneda local con la expectativa de estabilidad cambiaria—, comienza a tornarse prudente ajustar las carteras. El planteo apunta a que aquellas estrategias con alta exposición a tasa nominal podrían comenzar a perder efectividad si no se incorporan mecanismos de cobertura.

Según explicaron, la clave está en optimizar la relación riesgo-retorno de los portafolios. Con un dólar financiero en la parte baja de la banda y tasas ya comprimidas, los márgenes para seguir obteniendo beneficios por carry trade se achican, por lo que recomiendan empezar a moderar esa exposición.

Bandas cambiarias: lecturas del mercado y correlaciones

Para los especialistas del bróker, el comportamiento reciente del mercado debe leerse también en el marco de la credibilidad del régimen de bandas. Según detallaron, cuando este esquema es visto como confiable, se espera que al acercarse el tipo de cambio al techo de la banda, se genere una correlación negativa con las tasas de interés. En ese escenario, una suba del dólar requeriría una baja de tasas para que la paridad implícita no supere los límites establecidos, evitando así desarbitrajes.

En cambio, la correlación positiva que se ha observado recientemente —con bajas simultáneas del tipo de cambio y las tasas— indica que el mercado interpreta la situación con mayor optimismo. Esta dinámica sugiere que no hay temor a un quiebre del esquema cambiario, al tiempo que se fortalece la percepción de que el proceso de desinflación continuará en el corto plazo.

Desde Delphos destacaron que esta relación positiva también podría interpretarse a la inversa en un escenario adverso: si ambas variables suben a la par, podría ser una señal de escepticismo del mercado. Por ahora, sin embargo, consideran que el movimiento reciente valida una visión constructiva de los inversores respecto al régimen económico vigente.

La sociedad de bolsa remarcó que este contexto ha sido acompañado por una caída del riesgo país, lo que refuerza la idea de que las tasas en pesos están sirviendo como un sostén para el rendimiento de los bonos en dólares. Esta lectura es clave para entender por qué el mercado continúa operando con confianza, al menos en el corto plazo.

Un dólar apreciado y menor margen para el carry trade

Los analistas de Delphos Investment también llamaron la atención sobre el nivel actual del tipo de cambio real. Tanto el tipo de cambio vigente como los implícitos se encuentran en valores que se aproximan a los niveles más apreciados observados durante los momentos de mayor confianza de la gestión de Mauricio Macri. Para la sociedad de bolsa, este dato es relevante porque indica que el margen para que el dólar continúe bajando es limitado.

En este marco, las tasas de interés ya descuentan un escenario de desinflación acelerada. Por lo tanto, el beneficio adicional que puede obtenerse por mantener posiciones en instrumentos de tasa fija en pesos empieza a ser más acotado. Esta situación plantea la necesidad de revisar el posicionamiento de las carteras de inversión, sobre todo en estrategias con foco en carry trade.

Además, los especialistas señalaron que en los próximos meses se espera una menor liquidación del sector agroexportador, lo que podría afectar la oferta de dólares en el mercado. Esta posible merma en el ingreso de divisas representa otro factor a considerar al evaluar la sustentabilidad del actual régimen cambiario y el atractivo de las estrategias financieras que dependen de su estabilidad.

Con estos elementos sobre la mesa, para Delphos resulta evidente que la relación riesgo-retorno del carry trade ha perdido atractivo. En consecuencia, recomiendan a los inversores reevaluar sus posiciones y prepararse para un entorno menos favorable para este tipo de operaciones.

Recomendaciones para reconfigurar las carteras

Ante este nuevo panorama, los expertos de Delphos consideran adecuado tomar ganancias en posiciones que hayan rendido bien en las últimas semanas. La sugerencia apunta especialmente a aquellas carteras con alta exposición a instrumentos de tasa fija, cuyo margen de mejora parece haberse agotado en el corto plazo.

Asimismo, proponen reducir la exposición a instrumentos sensibles tanto a la inflación como al tipo de cambio. Esta recomendación responde al entendimiento de que, si bien el contexto actual es positivo, existen factores latentes —como shocks externos o cambios en la dinámica de flujos financieros— que podrían modificar rápidamente las condiciones de mercado.

La reconfiguración sugerida por la sociedad de bolsa implica reposicionarse en activos que ofrezcan mayor cobertura ante potenciales riesgos. Aunque no detallan en este informe qué instrumentos específicos consideran más adecuados, el mensaje general es claro: se necesita mayor cautela y una estrategia más defensiva en esta etapa del ciclo.

Para Delphos Investment, el escenario ha cambiado. Aunque el entorno macro sigue mostrando señales de estabilidad, las oportunidades de rendimiento fáciles se han achicado, y comienza una etapa que requerirá una mayor selectividad por parte de los inversores.