La región del NEA atraviesa un proceso crítico en materia de consumo. Un reciente informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) reveló que, mientras el discurso oficial habla de estabilidad, la realidad en los supermercados dista mucho de ser alentadora. En Misiones, por ejemplo, las ventas ajustadas por inflación cayeron un 31,2% entre el primer trimestre de 2017 y el mismo período de 2025.
El dato cobra aún más fuerza si se lo compara con el nivel nacional, donde la caída fue del 10,3%. En otras palabras, la pérdida del poder de compra en la región es tres veces más profunda que la media del país.
Uno de los factores clave detrás de esta debacle es la evolución de los precios en relación con los países vecinos. El informe comparó una canasta básica en ciudades del NEA con sus equivalentes en el sur de Brasil y Paraguay, y el resultado fue demoledor: casi todos los productos son más caros del lado argentino. Solo el vino es más caro en Brasil, mientras que Paraguay ofrece los precios más bajos en la mayoría de los rubros, salvo frutas y verduras, donde gana Brasil.
Esto explica por qué el “turismo de ahorro” se ha invertido: si antes eran paraguayos y brasileños quienes cruzaban a comprar a la Argentina, hoy es cada vez más frecuente ver a misioneros haciendo sus compras del otro lado de la frontera.
A esto se suma un fenómeno más reciente: el auge de las compras virtuales. En Misiones, las búsquedas online de supermercados crecieron un 106% desde 2017, mientras que las ventas reales cayeron un 1%. Es decir, hay más interés en comprar, pero menos capacidad real de hacerlo.
El panorama se completa con un análisis de la masa salarial. Si bien en Misiones hubo una leve recuperación del poder adquisitivo en el último trimestre de 2024, el deterioro sufrido entre 2018 y 2023 fue tan severo que el consumo todavía no logra repuntar. La mejora en los salarios no compensa el alza sostenida de precios.
En este contexto, la combinación de precios altos, pérdida de poder de compra y competencia fronteriza genera un combo letal para los comercios del NEA. La región, que alguna vez fue atractiva por sus precios bajos, hoy pierde compradores a un ritmo que preocupa. Y mientras las góndolas se llenan, los changuitos siguen vacíos.