A pesar de una inflación en moderación en los últimos tres meses, el poder adquisitivo de los salarios en Argentina continuó deteriorándose. Según datos oficiales, los ingresos reales acumulan una caída significativa, ya que los ajustes en las remuneraciones no lograron compensar el aumento sostenido de los precios.
El impacto es profundo: en los últimos ocho años, la capacidad de compra de los argentinos cayó un 30 %, resultado de una inflación crónica que ha superado la evolución salarial . El sector público se vio especialmente afectado, con una pérdida notable del salario real, mientras que los trabajadores informales afrontan condiciones aún más adversas .
Analistas advierten que, aunque la inflación comienza a desacelerarse, la recuperación real de los salarios no se aprecia y los hogares siguen ajustando el consumo. Sin una mejora sustancial en el ingreso disponible, la reactivación del consumo interno y la economía en general siguen restringidos frente a una inflación persistente y altos precios relativos.