miércoles, junio 25, 2025

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las mejores opciones para invertir en pesos

El dólar minorista se vende este miércoles a $1.195 en las pantallas del Banco Nación. En el mercado informal, el dólar blue cae cinco pesos y alcanza los $1.210, consolidándose como uno de los tipos de cambio más elevados del circuito cambiario.

En el ámbito financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) registra un descenso del 0,4%, en $1.179, mientras que el dólar MEP retrocede un 0,5% y queda en $1.178. Por su parte, el tipo de cambio mayorista se ubica en $1.172,50,

En un contexto donde la inflación desacelera mes a mes y el dólar se mantiene estable, la economía argentina atravesó una transformación clave en su estructura de incentivos financieros. Las tasas en pesos volvieron a ganarle a la inflación y eso reactivó el interés por el carry trade, al tiempo que colocó nuevamente a la moneda local como una opción rentable.

Este nuevo equilibrio generó un cambio en las decisiones de ahorro e inversión. Tras años de tasas reales negativas, los rendimientos positivos en pesos abrieron una ventana para los inversores que buscan preservar el poder adquisitivo sin dolarizar sus carteras. Sin embargo, este escenario también exige un análisis detallado de los instrumentos disponibles y de los riesgos asociados a una política monetaria contractiva.

Desinflación y tasas reales positivas: el nuevo eje de la estrategia económica

La caída de la inflación fue uno de los logros más visibles del programa económico desde la llegada de Javier Milei al poder. Con un IPC que avanzó apenas 1,5% en mayo —el menor registro mensual desde 2017— el Gobierno consolidó una tendencia desinflacionaria que permitió fortalecer la estabilidad financiera.

Este proceso se dio en paralelo a una estrategia de tasas altas y fuerte contracción monetaria. La meta: absorber liquidez, evitar presiones sobre el dólar y consolidar el esquema de rendimientos en pesos. En este marco, los plazos fijos y los bonos indexados comenzaron a ofrecer retornos reales positivos, un fenómeno inédito en casi dos décadas de sistema financiero argentino.

Según la consultora Invecq, esta estrategia operó con una lógica clara: restringir la emisión monetaria, aumentar los encajes bancarios y dejar que el mercado fije las tasas. Esto dio lugar a un escenario en el que las decisiones de inversión volvieron a analizarse en función de retornos reales, y no solo como cobertura cambiaria.

Crédito caro, inversión contenida: los efectos colaterales de la política monetaria

Sin embargo, este reordenamiento tuvo también costos evidentes. La política de tasas altas limitó el acceso al financiamiento tanto para consumidores como para empresas. El crédito al consumo se contrajo y la inversión productiva quedó postergada ante el encarecimiento del capital.

La tasa nominal anual de los préstamos personales ronda el 75%, mientras que los adelantos a empresas están cerca del 37%. En un escenario donde la inflación proyectada para los próximos 12 meses se ubica en torno al 20%, estas tasas implican un costo real de endeudamiento excesivamente alto.

Los expertos advirtieron que esta situación genera una tensión estructural: mientras la estabilidad nominal se consolida, la actividad económica corre el riesgo de estancarse. La caída del consumo, el freno a la inversión privada y el aumento de la morosidad bancaria son síntomas de un sistema financiero que prioriza el anclaje inflacionario sobre la reactivación.

Inversión en pesos: los rendimientos vuelven a superar a la inflación

Con todo, el atractivo de los instrumentos en pesos volvió a ganar protagonismo. Desde la implementación de la «Fase 2» del plan económico, los plazos fijos tradicionales y los bonos CER ofrecen tasas reales positivas, un hecho que redefinió el perfil del ahorrista argentino.

De acuerdo con GMA Capital, en diciembre de 2023 los plazos fijos sufrían pérdidas de hasta el 80% frente a la inflación. Hoy, los rendimientos reales positivos de dos dígitos representan una oportunidad para quienes buscan ganarle al alza de precios sin exponerse al riesgo cambiario.

Este cambio se potenció con la eliminación de las LEFIs y el avance hacia un modelo de tasas endógenas. El mercado comenzó a fijar libremente el costo del dinero y el Banco Central quedó relegado a un rol de supervisión indirecta. El resultado: un entorno financiero más previsible y basado en señales de mercado.

Bonos CER y Dollar Linked: cobertura y rendimiento frente a un escenario mixto

En este escenario, los instrumentos ajustados por inflación (CER) y tipo de cambio (Dollar Linked) se posicionaron como las alternativas más interesantes dentro del universo de inversión en pesos. Según las estimaciones de GMA Capital, los bonos CER ofrecen un rendimiento proyectado del 37% anual, mientras que los Dollar Linked se acercan al 42%.

Esta preferencia de los inversores refleja también la expectativa de que la inflación continúe en baja. Mientras el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) estima un IPC mensual del 1,8% hasta octubre, el mercado de bonos descuenta una inflación implícita de apenas 1,5% mensual.

Este diferencial condiciona la selección de instrumentos: si la desinflación se acelera, los bonos a tasa fija o TAMAR pierden atractivo frente a los indexados. En cambio, si la inflación se estanca o repunta, los instrumentos CER continuarán liderando el ránking de rentabilidad.

Carry trade y confianza: el retorno de los pesos como refugio de valor

Otro fenómeno que resurgió con fuerza fue el del «carry trade» aprovechar la estabilidad cambiaria para posicionarse en instrumentos en pesos con altos retornos. Con un dólar oficial planchado y brechas acotadas, la oportunidad de hacer diferencia sin salir del mercado local recobró protagonismo.

Este escenario se apoya en dos pilares: el anclaje nominal del tipo de cambio y la confianza en la continuidad del programa económico. Mientras no haya sobresaltos políticos o fiscales, los inversores seguirán privilegiando el rendimiento en pesos.

En este sentido, las tasas implícitas para bonos CER a 2026 muestran retornos reales de más del 10%. Esto confirma que el mercado sigue viendo en los instrumentos ajustados una opción de cobertura efectiva frente a los desequilibrios estructurales que aún persisten.

Perspectivas: equilibrio frágil y necesidad de ajustes progresivos

A pesar del éxito en la contención inflacionaria, los analistas advierten que el modelo actual enfrenta límites concretos. La continuidad de tasas altas no puede sostenerse indefinidamente sin afectar la reactivación. El gran interrogante es si el Gobierno ajustará gradualmente su esquema monetario tras el ciclo electoral.

Invecq plantea que el principal riesgo es caer en una recesión prolongada por exceso de ortodoxia. Si bien la inflación baja, también lo hacen el crédito, el consumo y la actividad. La clave estará en encontrar un punto de equilibrio entre estabilidad nominal y crecimiento sostenido.

En ese marco, los inversores deberán estar atentos a las señales de cambio: posibles bajas en las tasas, nuevas emisiones de instrumentos, o eventuales tensiones cambiarias. Cada movimiento puede alterar el atractivo relativo de los instrumentos en pesos.

Cómo proteger el ahorro en un contexto de transformación económica

El panorama actual ofrece oportunidades para quienes buscan preservar o incrementar el valor de su dinero sin recurrir al dólar. La clave está en elegir correctamente dentro del abanico de instrumentos en pesos, considerando inflación esperada, horizonte de inversión y tolerancia al riesgo.

Plazos fijos, bonos CER, Dollar Linked y Lecaps son las opciones más mencionadas por los especialistas. Cada una tiene ventajas específicas y su conveniencia depende del escenario macroeconómico y del perfil del inversor.

Con una inflación que cede, tasas reales positivas y un tipo de cambio estable, los pesos dejaron de ser sinónimo de pérdida. Invertir en moneda local volvió a ser una estrategia válida. El desafío, ahora, es aprovechar este contexto sin perder de vista los riesgos latentes de una economía que aún está en transición.