El ahorrista más conservador, que busca una rentabilidad que permita mantener su capital sin mayores riesgos, viene obteniendo excelentes resultados
21/05/2025 – 18:40hs
El ahorrista más tradicional, aquel que se vuelca a las opciones de inversión más seguras, que tiene como objetivo resguardar su capital sin enfrentar mayores riesgos, está de parabienes, en especial si optó por el plazo fijo en pesos y dejó de lado el atesoramiento de dólares.
Ello se debe básicamente a la política cambiaria puesta en vigencia por el actual Gobierno desde el inicio mismo de su mandato, basada, hasta la salida del cepo para personas físicas, en hacer correr al dólar oficial a una tasa del 2% mensual que luego se redujo a la mitad. Posteriormente, con el anuncio de la Fase 3 del programa económico, se establecieron bandas con un piso y un techo que también se irán moviendo al 1% pero en sentido divergente.
El esquema anterior se complementó con una estricta política monetaria que con el tiempo fue secando la plaza, lo cual impactó sobre la brecha cambiaria, que con el paso de los meses se redujo a la mínima expresión.
Como resultado de la combinación de ambas iniciativas, el dólar libre promedió los $1.190, con pisos de $1.010 y un máximo de $1.340.
En este contexto, las tasas de interés que pagan los bancos por depósitos a plazo fijo también mostraron una fortísima caída en términos nominales, pues pasaron de cerca del 130% en diciembre de 2023 a poco más de 32 por ciento en la actualidad.
Estabilidad del dólar y la bicicleta financiera
Pese a esta abrupta corrección, la marcada estabilidad del dólar permitió darle una notable «velocidad» a la famosa bicicleta financiera, que no es otra cosa que lo siguiente:
- Deshacer una posición en moneda extranjera, es decir, vender dólares y convertirlos a pesos.
- Invertir en algún instrumento en moneda local.
- Al vencimiento, dar vuelta la operación inicial, dicho de otra manera, vender los pesos y hacerse de dólares.
Cabe apuntar que este tipo de operaciones es habitual en todo el mundo y se lo denomina «carry trade», cuyo objetivo es precisamente tratar de capitalizar una diferencia de tasas de interés mediante el movimiento de capitales de un país a otro.
A diferencia de lo expresado anteriormente, en nuestro país la bicicleta financiera es impulsada en gran medida por ahorristas locales, que dejan de lado al dólar para concentrarse en los plazos fijos tradicionales.
¿Cómo les fue a los que apostaron al depósito en plazo fijo?
Si se toma como base diciembre de 2023, los resultados pueden llegar a sorprender si se mide la rentabilidad en dólares. Así, por ejemplo, tomando como base la tasa de interés para depósitos a plazo fijo a 30 días del último día hábil del mes anterior, que es la que rige a lo largo del mismo, y la variación de la cotización del blue de igual período, se puede elaborar el siguiente gráfico:

Ganancias acumuladas en dólares desde enero 2024 hasta lo que va de mayo de 2025
Del mismo se desprende que los grandes ganadores fueron aquellos ahorristas que renovaron sus depósitos a partir de enero de 2024, pues lograron una rentabilidad en dólares del 100%, seguidos por los que lo hicieron a partir de febrero de ese año, con el 65 por ciento.
También obtuvieron resultados significativos quienes apostaron al peso en junio y julio de año pasado, con niveles que promedian al 60% en dólares, para luego ir descendiendo en forma sistemática hasta noviembre del año pasado, para ingresar en una especie de meseta con rendimientos también muy interesantes del orden del 20 por ciento.
Hasta aquí lo sucedido en los últimos meses, la pregunta para adelante es si este esquema se mantendrá y la respuesta pasará por la forma en que evolucionen las dos variables clave: la tasa de interés y el dólar.