viernes, junio 13, 2025

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por qué la acumulación de reservas es clave para el FMI

El dólar minorista arranca este miércoles sin cambios, a $1.200 en las pantallas del Banco Nación. En el mercado informal, el dólar blue se vende con una baja de diez pesos, en $1.180. En el segmento financiero, el dólar contado con liquidación (CCL) cede 0,4 % y alcanza los $1.194, mientras que el dólar MEP baja 0,2%, en $1.189. Por su parte, el tipo de cambio mayorista se ubica a $1.190.

La estabilidad económica de Argentina se cimienta en dos pilares fundamentales e inseparables: la consecución de un superávit fiscal primario y la acumulación de reservas netas en el Banco Central. Los expertos comentaron que la historia del país demuestra que la ausencia de cualquiera de estas condiciones, o su aparición esporádica, ha sido un preámbulo recurrente de crisis. Si bien el superávit fiscal es vital para la solvencia y el orden macroeconómico, las reservas actúan como un indispensable colchón de intervención ante las tensiones en el sector externo, resaltando la necesidad de una estrategia que aborde ambos frentes de manera simultánea y permanente.

Tras el anuncio del Palacio de Hacienda en los que se busca con medidas fortalecer las reservas internacionales y consolidar el control de los agregados monetarios; medidas para el refuerzo de las reservas, y un programa de licitación de títulos públicos con suscripción en dólares, analistas relevados señalaron que, a pesar de los esfuerzos significativos del actual gobierno en consolidar un robusto superávit fiscal desde el inicio de su mandato, la acumulación de reservas genuina se mantiene como un desafío pendiente.

Si bien el Tesoro ha logrado un equilibrio financiero que le permite cubrir los intereses de la deuda en dólares, el Banco Central aún presenta un déficit en sus reservas netas. Para los especialistas, esta disparidad refleja una clara priorización del frente fiscal sobre la acumulación de divisas, una postura que genera interrogantes sobre la sostenibilidad de la estabilidad económica a mediano plazo.

Asimismo, indicaron que la discusión sobre la estrategia de acumulación de reservas se intensifica ante la necesidad de cumplir con las metas pactadas con organismos internacionales. La postergación de revisiones y la búsqueda de financiamiento alternativo, como la emisión de bonos en dólares y operaciones REPO, son reflejo de la compleja situación. La dificultad reside en la aparente reticencia a la compra directa de divisas en el mercado para evitar presiones sobre el tipo de cambio y, por ende, sobre la inflación, un objetivo clave para la actual administración.

La encrucijada económica argentina: superávit fiscal y reservas

Desde la consultora económica MacroView, señalaron que la historia económica argentina subraya una lección fundamental: para lograr la estabilidad y el crecimiento sostenido, el país debe consolidar simultáneamente un superávit fiscal primario y un nivel adecuado de reservas netas en el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Ambas condiciones son indispensables y complementarias, no sustitutas. El superávit fiscal es el garante del orden macroeconómico y la solvencia financiera, mientras que las reservas actúan como un crucial amortiguador ante cualquier turbulencia en el sector externo.

Los expertos de la consultora explicaron que la experiencia pasada demuestra que tener solo una de estas condiciones no es suficiente. Por ejemplo, en periodos como 2024-2025, el país podría exhibir superávit fiscal pero carecer de reservas; o, a la inversa, en 2012-2014 y 2016-2017, se observaron reservas sin un superávit fiscal robusto. Para MacroView, la clave radica en la simultaneidad y la permanencia de ambas variables, no en apariciones esporádicas. La ausencia de cualquiera de estas condiciones eleva drásticamente el riesgo de crisis económicas, lo que impide que la macroeconomía se asiente, estabilice y crezca.

Sus analistas apuntaron que no existe una relación automática entre la consecución de una de estas metas y la otra. Los «fiscalistas» suelen argumentar que un superávit fiscal reduce la cantidad de pesos en la economía, disminuyendo la demanda de dólares y propiciando su acumulación «automática» en forma de reservas. Por otro lado, los «sector-externistas» confían en que un superávit comercial y un buen nivel de reservas, con un tipo de cambio competitivo, impulsan el crecimiento económico sin restricciones externas, lo que a su vez eleva la recaudación y conduce «automáticamente» a un superávit fiscal.

Sin embargo, desde MacroView, enfatizaron que esta automaticidad rara vez se materializa en la práctica. La historia enseña que esperar a que una variable arrastre a la otra puede tomar demasiado tiempo y generar costos elevados en términos de actividad económica, empleo e ingresos. La estrategia más efectiva, según la consultora, es apuntar a ambas metas de manera simultánea: alcanzar un superávit fiscal en el Tesoro y acumular reservas netas en el BCRA, combinando así lo mejor de ambos enfoques.

La falta de urgencia en la compra de dólares y sus implicaciones

Para MacroView, es evidente que el BCRA y la administración en su conjunto no han priorizado la acumulación de reservas, a diferencia de la clara dedicación del Tesoro al superávit fiscal primario. Los expertos de la consultora explicaron que existe una «cero preocupación sector-externista», como lo han manifestado en diversas ocasiones los propios miembros del equipo económico bajo el concepto de «no hay apuro». Esta postura difiere de la importancia que revisten las reservas para viabilizar eventuales intervenciones del BCRA en el mercado cambiario y como colchón de pagos ante los elevados vencimientos de deuda externa del país.

Sus analistas apuntaron que, si bien en 2024 el BCRA compró una cantidad considerable de dólares en el entonces mercado oficial, la mayor parte de esas divisas se destinaron al pago de deuda externa y a mantener baja la brecha cambiaria. Sin embargo, en 2025, ni el BCRA, mediante emisión, ni el Tesoro, con su superávit, están adquiriendo dólares en el nuevo mercado unificado. Desde MacroView, señalaron que las autoridades han afirmado que solo comprarán si el tipo de cambio alcanza el piso de la banda, lo que subraya que la compra de divisas no es una prioridad en el corto plazo.

La consultora se pregunta qué sucedería si el tipo de cambio nunca alcanzara ese piso. Los analistas de MacroView enfatizaron que el sector público definitivamente necesita comprar dólares para varios propósitos cruciales: reponer los dólares del préstamo del FMI que se están utilizando para pagar otra deuda, acumular divisas para los pagos de 2026 y 2027, incluyendo intereses y eventual capital al FMI, y revertir la preocupante posición de reservas netas negativas, que representa un riesgo latente y permanente para la estabilidad económica.

Para MacroView, la pregunta clave es por qué no se están comprando dólares, cuándo y cuánto se planea adquirir, y a qué tipo de cambio. Los expertos de la consultora recordaron la premisa de «no dejes para noviembre lo que puedes hacer en junio o julio», sugiriendo que la postergación podría tener costos. Mientras el sector público no demande dólares en el mercado, el nivel del tipo de cambio será provisorio, impidiendo el «price discovery» que se busca con el nuevo régimen cambiario y manteniendo el modelo cambiario en una fase transitoria.

El dilema entre estabilidad cambiaria y acumulación de reservas

Desde MacroView, observaron que ni el Tesoro ni el BCRA están comprando dólares actualmente, ya que prefieren no añadir una demanda adicional al nuevo mercado cambiario unificado. Con la oferta y la demanda de dólares existente, el mercado ha logrado equilibrarse en un tipo de cambio que oscila entre 1150 y 1200 pesos. Los expertos de la consultora explicaron que las intervenciones del BCRA en el mercado de futuros, a precios muy bajos, incentivan a los bancos a aumentar la oferta de divisas spot en el MULC, lo que contribuye a una baja temporal del tipo de cambio.

Sus analistas apuntaron que existe una asimetría en la política cambiaria: el Ministerio de Economía sostiene que el BCRA no compra dentro de la banda para «no interferir» en el precio, pero sí vende en el mercado de futuros para bajar el tipo de cambio cuando este experimenta un leve incremento. Esta dinámica plantea la pregunta del millón para MacroView: ¿Cuál sería el tipo de cambio real, o «Price Discovery», si el Tesoro comenzara a comprar entre 600 y 800 millones de dólares por mes? La consultora se interroga sobre la elasticidad de la oferta y/o la demanda adicional que el «nuevo» mercado y el «nuevo» tipo de cambio podrían soportar.

Para MacroView, la lógica detrás de esta postura es que un aumento del tipo de cambio podría demorar la baja de la tasa de inflación, un objetivo crucial tanto económico como electoral que el gobierno busca alcanzar rápidamente. Este objetivo, según los expertos de la consultora, incluso ha llevado a postergar o moderar correcciones de precios relativos que aún están pendientes. La inflación de mayo podría ser inferior al 2%, dejando un bajo arrastre para junio, lo que podría marcar el inicio de una nueva etapa de inflación, aún alta, pero en desaceleración.

Los analistas de la consultora señalaron que, aunque la inflación se mueva hacia la zona del 1% largo mensual, seguirá obstaculizando la recuperación del consumo masivo y enturbiando la recomposición de precios relativos, como el dólar, las tarifas y los salarios. Para MacroView, si bien podría ser un «éxito» llegar a las elecciones de octubre con una inflación cercana al 1% mensual, la clave residirá siempre en cómo queden los precios relativos. La consultora concluye que el sector público necesita comprar dólares más temprano que tarde, pero por el momento lo posterga para no generar ruido en el mercado cambiario y evitar impactar la inflación.

Entonces, ¿se posterga la revisión del FMI para cumplir con la meta de reservas?

Desde la sociedad de bolsa Portfolio Personal Inversiones señalaron que, según trascendidos en el mercado, el Gobierno argentino habría llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para posponer la revisión correspondiente al segundo trimestre, que estaba prevista para mediados de junio, hasta fines de julio. Los expertos de la sociedad de bolsa explicaron que, de confirmarse esta información, el Gobierno estaría ganando un tiempo adicional crucial para alcanzar la meta de reservas acordada con el organismo multilateral.

Si la fecha de la revisión no se modifica, ya se da por descontado que será necesario un «waiver» por parte del FMI. Sus analistas apuntaron que, en base a sus cálculos, sería necesario acumular alrededor de 4.050 millones de dólares antes del próximo viernes, 13 de junio, para cumplir con el objetivo establecido. Esta cifra se deriva del escenario base de desembolsos para el segundo trimestre que el equipo económico presentó al anunciar el nuevo programa con el FMI.

Los especialistas del bróker detallaron que, para alcanzar la meta, se desembolsará el acuerdo REPO con bancos del exterior por 2.000 millones de dólares. Además, se espera recibir al menos 623 millones de dólares de otros organismos internacionales, con el fin de llegar al tope de 3.060 millones de dólares de financiamiento acumulado desde principios de año.

Respecto al acuerdo REPO, desde Portfolio Personal Inversiones recordaron que solo 500 millones de dólares de este desembolso incrementarían las reservas netas bajo la metodología del FMI. Esto se debe a que los primeros 1.500 millones de dólares de financiamiento privado en moneda extranjera no se contabilizan para el cálculo de las reservas netas según los criterios del Fondo.